"Creo que un espectáculo, película u obra teatral sólo puede alcanzar un cierto nivel si el autor colabora con el público. Es necesario que cada espectador pueda interpretar a su modo las situaciones y sobre todo el sentido general de la obra.
El espectador es un ser humano capaz de reflexionar y, por consiguiente, de invención. Como ser humano, se siente atraído por el menor esfuerzo, pero también como ser humano, está devorado por la curiosidad.
En mi postura de autor-director, mi posición con respecto al espectador es la misma que mi aproximación con respecto al autor. Basta con dejarle una puerta abierta y hacerle volver a su casa con una interpretación personal de la situación y de los sentimientos de los protagonistas. Cuando la situación no permite de por sí esta multiplicidad de conclusiones, el autor puede echar mano de un Deux ex machina de una ingenuidad tal que el más corto de los espectadores se dará cuenta de que no se trata más que de una llamada a la imaginación, pero es sobre todo en los sentimientos de los seres animados por los actores donde el espectador puede encontrar un motivo para su imaginación y convertirse así en colaborador del autor."

(Jean Renoir)

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