"El ojo humano es muy móvil y recibe una gran cantidad de mensajes. En esto baso mi rechazo de la seducción. Librarse de las costumbres exige un esfuerzo muy grande. Por esto hablamos de la fuerza de la costumbre. Además, como nuestra forma de concebir las cosas es siempre verbal, no formamos verdaderamente imágenes, si no más bien ilustraciones. La ilustración ilustra lo verbal y, por tanto, tiende a ser demostrativa. Es preciso volver a una especie de visión primordial e inocente. Cuando el hombre apareció en la tierra todavía no poseía un lenguaje. Sin embargo, podía ver y, de este modo, se dio cuenta de muchas cosas. Descubrió el día y la noche, el año lunar, el año solar, los cambios de estación, los frutos de las plantas... El hombre veía todas estas cosas y tuvo necesidad del lenguaje para fijarlas, para acordarse. Y el lenguaje nos conquistó.
De ahí que Sócrates se peleara con los sofistas y los retóricos, es decir, con el arte de la seducción. Si observamos las cosas tal como son, podemos devolver a la imagen su virginidad"

(Roberto Rosellini)

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