"Cuando empiezo a trabajar con una pieza en el teatro siempre hago una primera pregunta muy concreta: ¿Por qué ha escrito el autor este drama y por qué precisamente así? Si ahora me hago la misma pregunta ¿por qué ha escrito B. esta película y por qué precisamente así?, la respuesta se hace incierta y está cargada de explicaciones a posteriori. Si yo afirmo, pues, que me ha movido la voluptuosa aversión que me provocan cierras formas de conducta humana, el cinismo político y la depravación final de los sentimientos, eso sería sólo la mitad de la verdad. Al mismo tiempo he sentido la necesidad de manifestar las posibilidades del amor, la riqueza del instante, la capacidad humana para lo bueno"
(Ingmanr Bergman)