"Cuando se hace cine hay que hacer cine y no literatura. No basta con poner a unos actores que declamen bien, pedir a un señor que ponga unos faroles para que eso se vea y colocar la cámara en cualquier sitio. Lo que sale de ahí puede quedar grabado sobre celuloide, pero no me parece que sea cine, no veo allí una mirada por ningún sitio: tan sólo veo una cámara sobre un trípode y unos actores largando unos diálogos. Construir una mirada implica jugar con los encuadres, con la imágenes, con la luz, con el sonido. De lo contrario, lo único que se hace es fotografiar una escena.
La cámara expresa el punto de vista, la ventana desde la que explicas al espectador lo que está sucediendo. Un encuadre más abierto o más cerrado puede atribuir a un personaje un determinado sentimiento o buen otro muy diferente. Igual que unas palabras u otras implican matices distintos, una posición de la cámara o un encuadre concreto hacen que la información llegue al espectador de una forma o de otra. Lo que pasa es que esto todavía no se valora. Si un director hace películas muy serias y literarias, la crítica lo defiende y lo ensalza, pero si alguien está muy dotado visualmente, eso no se considera que tenga el mismo valor ni se le reconoce el mismo mérito."
(Juanma Bajo Ulloa)

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